Tras un verano de reflexión, en el que ha habido tanto risas como llantos, he llegado a la siguiente conclusión: no sé nada. No sé nada ni sobre mí ni sobre las personas que me rodean. Las apariencias engañan.
Quise pensar, aclararme conmigo misma, ver qué sentía, deshacer el caos formado en mi cabeza, examinar qué había fallado en mi vida sentimental para poder aprender de ello y en un futuro mejorar. No me ha servido de nada prácticamente. Dos relaciones que he tenido, y tengo la sensación de que son dos relaciones que me van a marcar para siempre.
La primera, tengo que admitir que se trata de la persona que más he querido nunca. Suelo pensar que ese sentimiento no va a desaparecer a pesar de la distancia y el tiempo. Un primer amor nunca se olvida, y el cariño que se le tiene tampoco. Me cuesta separarme de esos viejos recuerdos, pero quiero pensar que el destino nos aguarda algo mejor a ambos.
La segunda, una gran persona, siempre me trató como una reina. Fue poco tiempo, pero también lo quise con fuerza. Nunca podré desearle nada malo, no puedo. Es de las mejores personas que han pasado por mi vida, y desde aquí le deseo toda la suerte del mundo en su vida, y que espero que las cosas le vayan bien.
Como bien he dicho antes, este verano me dediqué a aclarar mi mente y mi corazón. Creí haber llegado a una resolución: al primero, siempre lo querré, pero el segundo, siempre me gustará. ¿Cómo saber si el primero me gusta y si al segundo lo quiero? Fácil. Esa segunda persona ha vuelto a aparecer en mi vida, quizás no del modo que a mí más me hubiera gustado, pero sí del modo que más nos conviene por ahora. Fue besarme y comprender que aún sentía algo del amor que había sentido meses atrás. Me di cuenta de que añoraba sus labios, sus miradas… me di cuenta de que lo echaba de menos de una forma insospechada.
Ahora vuelvo a estar hecha un lío. Siempre creí que no era posible querer a dos personas a la vez, pero estoy comprobando en mis propias carnes que sí. Deshacer este embrollo tampoco me va a ser útil, ya que cada cual hace su marcha. Sólo puedo esperar que el tiempo pase, y ver dónde acaba mi historia. Últimamente, echo más de menos a uno en concreto, pero no quiero meter la pata. Aunque ya sabemos que mi intuición suele ser muy certera…
Ya sabes, feo, fuerte, formal.
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